Violencia de género

"Como el jardinero que va podando a su bonsái, así el maltratador va agrediendo a la mujer, recortándole sus iniciativas sistemáticamente. Pero también le da pequeñas dosis de afecto y cariño, como el agua y el abono que recibe la planta, de manera que la mujer queda empequeñecida en su personalidad".

Esta ambivalencia afectiva es lo que hace que la mujer permanezca anclada en la relación.

Sí, lo normal es que en este momento, desgraciadamente, unas quinientas mil mujeres son víctimas de malos tratos por parte de hombres. Una cifra que no se refleja en las estadísticas porque manifiesta no sólo los casos que se denuncian, sino también aquellos que por diferentes circunstancias nunca llegan a un juzgado o a comisaría.

Ahora mismo los malos tratos es el problema más oscuro de nuestra sociedad. Y hay que iluminarlo de alguna manera porque refleja unas cifras y, por lo tanto, unas consecuencias sociales muy dramáticas.

Pero en estos comportamientos hay un componente instrumental muy importante. El hombre, cuando lleva acabo esta agresión, lo hace para algo y por algo. En este componente instrumental encontramos que lo que busca es el control y la sumisión de la mujer en esa relación.Por ello cuando un hombre da un golpe, no sólo da un golpe sino una paliza. Y cuando da una paliza, no sólo utiliza las manos sino que usa objetos que producen más daño y que no necesita porque tiene mayor fuerza física. Si analizamos todo esto, vemos que lo que busca no es producir un hematoma sino aleccionar a la mujer para que en el futuro esa relación se establezca sobre un patrón desigual en el que él está por encima.